Entrevistamos a la Psicóloga de CETEU Aldana Méstola (MN 37835 – MP 3496) especialista en Oncología, quien nos habla de la importancia del abordaje interdisciplinario en las enfermedades crónicas y el rol que ocupa el acompañamiento psicológico en estas situaciones.

¿Por qué te dedicaste a esta especialidad, qué crees que aporta?

Me dediqué a esta especialidad porque me llamaba la atención que los aspectos emocionales quedaran sin un lugar claro dentro de la consulta y dentro del tratamiento de una enfermedad médica. Llamamos enfermedad médica a cualquier enfermedad de órgano: corazón, pulmones, riñones, cabeza y cuello, etc. Estas pueden presentarse a trevés de cualquier circunstancia, desde por ejemplo una cirugía programada y de baja complejidad, hasta un trasplante de órgano o una enfermedad oncológica. Contar con un espacio psicoterapéutico permite encontrarse con las emociones que van surgiendo, tanto para la persona/paciente como para su entorno, a medida que transita por algunas de las experiencias antes nombradas y que se presentan a partir de un diagnóstico. Encontrarse con las propias emociones es poder reconocerlas y nombrarlas a medida que van surgiendo a lo largo de todo el camino que la persona transita para recuperar su salud o reestablecerse en algún lugar posible que sostenga su calidad de vida. Para el caso de las enfermedades psiquiátricas crónicas llevan un recorrido y abordaje que tiene sus particularidades y que no están contempladas en la práctica que desarrollo en CETEU.

¿Por qué estás interesada en el mundo de la Urología?

En estos años venimos asistiendo a un cambio importante en la mirada de la sociedad sobre aspectos que incluyen el mundo de lo femenino y lo masculino. En muchos, el rol de la mujer y su mundo, va teniendo mayor visibilidad. Por el contrario, y en el área de la salud es donde creo que está claro, los varones siguen ocupando viejos lugares que los condiciona a no expresarse de manera libre en sus vivencias emocionales, teniendo que cumplir con expectativas agotadoras que lo pueden dejar en soledad. Mi interés en el mundo de la urología masculina, está apuntado a otorgar mayor espacio a estas experiencias, que para cada uno tendrá una forma diferente, apuntando a su expresión y a hacer con ellas lo que cada quien necesite. Favorecer la expresión de temores, miedos, preocupaciones, angustias, enojos, preguntas, decepciones, frustraciones e impotencias, permite repensarlas y poder afrontarlas de una manera sana y acertiva. Esto impacta directa y positivamente en aumentar la percepción de la calidad de vida de todo el sistema, paciente, familia y equipo de salud. Posibilitar el trabajo interdisciplinario nos permite poder acompañar mejor a la persona que transita una enfermedad.

¿De qué se trata la Psico-Oncología?

Hablamos de las emociones, de ponerles un nombre. Hablamos de tratamientos médicos, y que conocernos nos permite ver como los afrontamos. En Psicooncología nos ocupamos de todo aquello que moviliza, tanto en las personas como en sus familias, en un diagnóstico de cáncer. Las áreas que se pueden ver afectadas van desde lo social/económico, hasta lo psicológico y espiritual/religioso. Esta enfermedad tiene muchas particularidades y sobre todo despierta un miedo profundo a la muerte y al sufrimiento, pasando por la soledad, la perdida de sentido, el desvalimiento y la dependencia. Y todo esto se multiplica por dos dado que la familia también lo vive, y cada uno a su manera. Por eso para nosotros el contexto familiar es un paciente de segundo orden.

¿Cuando hablamos de Urología a qué enfermedades nos referimos?

Las enfermedades se pueden separar en oncológicas y no oncológicas. Las oncológicas pueden ser: cáncer de testículo, pene, vejiga, próstata y tumores de riñón. Las no oncológicas: incontinencia urinaria masculina y femenina, la disfunción eréctil, hiperplasia benigna de próstata, insuficiencia renal aguda, infecciones urinarias masculina y femenina, fimosis, problemas hormonales, infertilidad, entre otras. También se abordan casos de disfunción sexual femenina y cirugías de reasignación de sexo con equipos interdisciplinarios.

¿En qué momentos es posible acompañar al paciente diagnosticado de una enfermedad?

El momento de comenzar con un acompañamiento psicooncológico lo determina cada persona y es coincidente con sus necesidades y sus tiempos. El paciente puede acudir desde el momento del diagnóstico permitiendo despejando dudas, construir preguntas, aliviar inquietudes y temores y no sostenerlos en silencio esperando a “explotar” para recibir ayuda. También pueden aparecer alteraciones en la alimentación, en el sueño, trastorno de ansiedad, ataques de pánico, entre otros. Un espacio de abordaje importante se le otorga a la familia ya que, cuando esta presente, es la que brinda soporte en distintas áreas relevantes para atravesar el dificultoso camino del tratamiento. Los cuidadores principales suelen ser las parejas que también están muy conmocionadas por la situación. En algunos casos puede haber niños pequeños o adolescentes o adultos con necesidades especiales con los cuales se dificulte la comunicación sobre lo que está sucediendo. En todos estos aspectos brindamos la orientación necesaria a través de entrevistas individuales, vinculares y familiares.

¿Cuáles son las patologías femeninas urológicas que pueden requerir de un acompañamiento psicológico?

  • Infecciones urinarias a repetición: sería importante poder indagar en aspectos de vida saludable, de autocuidado, vida sexual y situaciones de estrés que afectan a la inmunidad de la persona.
  • Reasignación de género o personas que hayan nacido con algún problema de formación genital.
  • Disfunción sexual: hay que indagar aspectos de la vida global bajo un abordaje integral que permita la identificación de todos los factores en juego.

¿Podrías dar algunas sugerencias, consejos de hábitos saludables?

Los hábitos saludables son aquellos que nos permiten una vida lo mas equilibrada y sustentable posible en relación al consumo y autocuidado: buena y variada alimentación con más verduras, frutas y menos consumo de carne, buena y regulada actividad física, buen descanso, disminuir el consumo menor de pantallas, prestar atención al diálogo y la comunicación con nuestro entorno, realizar actividades para la gestión adecuada del estrés como meditación o yoga, sostener un honesto diálogo interno, ser flexibles, y tener una vida espiritual. Suena muy fácil, pero en realidad es muy complejo, no tenemos que hacerlo todo junto ni sumirnos en la excesiva autoexigencia, es un recorrido que nos tiempo.

“Cuando ya no podemos cambiar una situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos.” (Victor E. Frankl)